miércoles, 13 de septiembre de 2017

Título: UN VERDADERO ENCUENTRO

Base Bíblica: Hechos de los Apóstoles 9:1-9 “Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.  Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.”

Versículo Principal: Hechos 9:5 “Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.”

Desarrollo: en el último mes hemos sentido de parte de Dios guiar nuestras enseñanzas en el sentido de que cada creyente de la congregación tenga una relación personalizada con Dios y su Reino.  Una relación tan personalizada que nos lleve a la experimentación directa de la presencia, la gloria, los milagros, el fruto, en suma la vivencia personal del Espíritu Santo de Dios.

La biblia asevera el hecho de que la salvación es individual, pues cada uno debe arrepentirse, bautizarse y ser lleno del Espíritu Santo, y vivir en continuo proceso de conversión, santificación, renovación, amando al Señor sobre todas las cosas, con todas las fuerzas, el corazón y la mente.

Hay quienes buscan trascender de lo colectivo a lo individual… pero lo cierto es que aunque es Dios amó a la humanidad haciéndose hombre, muriendo por el pecado de todos… el perdón de los pecados es individual!!!  Aunque es bueno vivir juntos en armonía, a ese punto se llega desde lo individual.  Aunque Dios se mueve en la congregación de los santos, Él conoce el tono de voz de cada uno de sus hijo.  Aunque El Señor viene por su iglesia, lo cierto es que cada uno se levantará para reunirse con Él en el aire.  En otras palabras, de lo individual se trasciende a lo colectivo.

Queremos a través de esta enseñanza ayudar a cada creyente, y aún a los amigos que apenas se están acercando a Dios, a conocer la verdadera forma de relacionarse con Dios y vivir para Él.

Avancemos en la cita bíblica leída al principio: Saulo de Tarso fue uno de los hombres más brillantes de su día. Graduado en la Universidad de Tarso, uno de los más grandes e importantes claustros educativos de la época.  Su maestro o rabino particular para el aprendizaje de la Ley y la liturgia del judaísmo fue el histórica y bíblicamente reconocido Gamaliel.  Pese a todo lo anterior, no había conocido personalmente al manifestado en carne, muerto y resucitado Jesucristo.  Es más, sin conocerlo, su razón o misión de vida fue guiada por un odio intestinal hacia el Evangelio de Jesucristo y sus seguidores, lo cual materializó difamando, destruyendo, persiguiendo, y hasta consintiendo la muerte de muchos de los primeros Cristianos.  Toda esta maldad soportada legalmente por el permiso de las autoridades quienes les dieron cartas, que no eran otra cosas que una Licencia Para Matar.

El texto bíblico relata que en uno de esos viajes inquisidores, específicamente hacia Damasco, Pablo tuvo un encuentro personal con Jesucristo.  Quienes iban con él en esta misión, aunque oyeron y vieron lo sucedido no entendieron el significado, diríamos que en el momento no supieron del valor histórico y espiritual del acontecimiento.  La voz del Señor le dice “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y hubo una respuesta: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón” (Hechos 9:4-5).

El resto de la vida de Pablo está marcado por este momento.  Ya él había estudiado de Dios… es más, se sabía de memoria la Ley de Jehová; conocía los ritos, la liturgia, y todo lo que tenía que ver con la piedad y la honra a Dios… pero como se lee del libro de Job (42:5) “de oídas te había oído, pero ahora mismo ojos te ven”.  No sólo vio un resplandor de gloria, sino que también oyó la voz del Señor Jesús.

Su reacción hacia El Señor fue inmediata: “temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.”

Un encuentro verdadero y genuino con Dios tendrá consecuencias inmediatas de cambio de vida hacia la eternidad pero sólo si hay una aptitud de RECONOCIMIENTO, HUMILLACIÓN y OBEDIENCIA.

La mayoría se quedan en la pregunta qué quieres que yo haga Señor?  Es la emoción, es el éxtasis del momento, y muchas personas ahí, exactamente ahí estarían dispuestas a hacer lo que sea… pero el no obedecer completamente el mandamiento nos hace culpables de desobediencia.  No existe el obedecer a medias!!!  Los militares tienen un principio de honor: “o las órdenes se cumplen, o se acaba la milicia…”

La biblia relata en el resto del capítulo 9 de Hechos que Pablo obedeció al pie de la letra todas las instrucciones que El Señor le dio, y sin duda alguna Su Reconocimiento (aceptó el señorío de Jesús), Su Humillación (renunció a su yo personal) y  Su Obediencia (obró de inmediato) lo llevaron a convertirse en el Apóstol Pablo, el más grande predicador y apologeta de la Cristiandad hasta hoy.

Hay un dicho bíblico con el que quiero terminar: “Dura cosa te es dar coces contra el aguijón” (Hechos 9:5).  Habla de resistirse a la Realidad, al Llamado y a la Instrucción de Dios.

Encontré el siguiente parágrafo de un reconocido teólogo, J. Guill: “dura cosa te es dar coces contra el aguijón, o resistirme... es un refrán de moda en la época de la Iglesia Primitiva que se refería a la resistencia que las bestias o caballos que se rebelaban contra la instrucción dada con las espuelas por sus jinetes.  Entre más rebelde el equino más se utilizaba la espuela (el aguijón) más se lastimaba el animal.  Cristo usó el refrán con Pablo para hacerlo entender que al seguir persiguiendo a Su Iglesia, oponiéndose al Evangelio, rechazando el llamado directo a la salvación, saldría gravemente lastimado.

Con seguridad ahí hay quienes todavía no se han entregado al Señor; otros que aún habiéndose entregado algún día al Señor siguen viviendo lo mismo si experimentar ningún cambio en su vida, y es que por su falta de Reconocimiento, Humillación y Obediencia, siguen dando coces contra el aguijón:

Ø  Rechazando y rebelándose contra La Palabra de Dios cuando les habla en el culto: por eso en el tiempo de la alabanza colectiva están felices, pero cuando el culto trasciende al momento individual su semblante decae (Gen. 4:5)[1].
Ø  Rechazando y/o aplazando el bautismo, que es para el perdón de los pecados (Mr. 16:16)[2].
Ø  Rechazando la comunión y el servir a Dios en la congregación de los santos (Heb. 10:25)[3].

Quiero terminar con uno de los más grandes sermones del Apóstol Pablo que habla de la convicción personal, registrado en Hechos 17:22-31, donde instó a todos los hombres de su época a tener verdadera convicción del Dios que hemos aceptado y a quien servimos: “Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; 23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO.  Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.  24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, 25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues Él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.  26 Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; 27 para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.  28 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.  29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.  30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; 31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.”

Sin duda alguna Pablo nos habla de su convicción, del Dios que él conoció personalmente, con el que tiene una relación diaria y continua.  Habla del no me lo contaron o me lo dijeron, sino que lo vi, lo oí, lo sentí, lo viví, etc, etc.  Habla del Dios que lo ha salvado, sanado, transformado y sustentado.  Todo empezó cuando tuvo Un Verdadero Encuentro con Jesucristo.

Carlos & Patricia Murillo
Revive Ministries Church
Senior Pastors




[1] pero no miró así a Caín ni a su ofrenda. Por eso Caín se enfureció y andaba cabizbajo. Entonces el Señor le dijo: «¿Por qué estás tan enojado? ¿Por qué andas cabizbajo? Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero, si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo».
[2] El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
[3] no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.